ESCUELA DE PADRES
OPINIÓN • 07/06/2016
Como explicábamos en artículos anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y también condiciona nuestras acciones, nuestros hijos nos modelan constantemente, por ello tenemos que ser conscientes del impacto de nuestras palabras.
Obligación versus acción
En el artículo anterior hablábamos de los “debería”, algo parecido pasa con otra palabra que nos decimos constantemente.
“El tengo que”, igual que los “debería”, son piedras a nuestra espalda.
Tengo que llamar a mi jefe, tengo que hacer la comida, tengo que terminar el informe, tengo que poner una lavadora, tengo que llamar al seguro, tengo que hacer la compra, tengo que leer más, tengo que. Tengo que. Es como si nos estuvieran llenando de piedras la mochila que llevamos a nuestra espalda.
Esta mochila de piedras desaparece con una palabra mágica, ¿quieres saberla?
La palabra que lo cambia todo es “voy a”
Voy a llamar a mi jefe, voy a hacer la comida, voy a terminar el informe, voy a llamar al seguro, etc.
Voy a hacerlo y si no, voy a apuntarlo. El caso es que voy.
Quiero que te digas internamente las dos frases con el “tengo que” y con el “voy a”, observa las sensaciones, ¿son las mismas?
No nos extrañemos entonces de que oigamos a los chavales murmurar “tengo que hacer los deberes, tengo que recoger los zapatos, tengo que ordenar la habitación, tengo que poner la mesa, tengo que…”. Y lo más curioso es que lo dicen con ese tono de cordero degollado mientras arrastran los pies por la habitación como si tuvieran un lastre de 100 toneladas en sus espaldas
Comienza a utilizar el “voy a” con energía y ellos te modelarán y adquirirán autonomía.
Prueba esta herramienta y si te funciona ¡quédatela!
María José Martín
Coach educativo
www.coachespana.com
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